viernes, 26 de abril de 2013

Días caducos

Contigo, de eso se trata,
de no fijarme en el dobladillo de las cortinas.
Es suficiente ver la luz
que deja pasar a según que horas del día.
Y cuando sea preciso,
cuando entra esa luz anaranjada y casi cegadora,
dejar que me abrace,
que me calibre,
que me afine,
que me de calidez
hasta la próxima ocasión.

Luz con caducidad y con fecha de expedición a la vez.

Y caducará, dices.
Como un yogur o un huevo solitario
en la nevera, sin sonrisa.
Que nadie quiere.

Tu recorrerás de puntillas
crujiendome con "adioses"
incrustandose en la espalda,
sin querer,
como los inviernos oscuros de Finlandia.

Pero algún día, ese que ya odio,
el menos pensado,
caducará esa luz.

No será un apagón, lo sé.

Será como la llama de una vela derramando cera,
sin dejar nada por quemar, por derretir.
Será tan ardiente como el primer día,
bien cierto es lo que te digo
y sino pon el dedo verás.

Y esa llaga será como la marca que nunca tuve
como recuerdo de un antojo materno, sino la herencia
como símbolo de lo que me quemaste siempre aquí,
bien adentro.

jueves, 25 de abril de 2013

Esa puta indiferencia


Ojalá tuvieras un ataque repentino de echarme de menos
de esos que vivo yo a veces, sin motivo, cuando bajo la guardia.

Ojalá sintieras la punzada de la indiferencia,
como esas veces que me llevo las migas de pan para que te pierdas conmigo,
y tu, sin embargo, tienes el camino muy claro.

Ojalá sintieras esa sensación amarga que queda,
cuando te das cuenta que dejas de brillar para la otra persona.

... Ojalá ...

martes, 23 de abril de 2013

Sin

I. Sin Armas

Cuando apenas nos conocíamos,
decidimos follarnos.
Y ahora que quiero hacerte el amor,
te conviertes en un completo desconocido.

II. Sin Permisos

No puedo permitir más
que desnudes mi cuerpo
cuando tú aún no me has permitido
desnudar tu alma.

III. Sin Salida.

Podré entrar y salir de tu cama
cuantas veces quiera.
Pero a donde quiero entrar y no salir,
es de tu cabeza.

lunes, 22 de abril de 2013

Cadáveres.

¿Sabes cuando amontonas las hojas secas en un rincón y las mantienes quietas y recogidas, como ideas cautas?
¿Y aparece ese inoportuno soplido que lo alborota todo?

Así me dejas a veces, viniendo a desordenar mi rincón del "aquello que tuvimos"
Ese pasado que tenía descuartizado a cachos, metido en bolsas negras.

Ese rincón, el del olvido.
Tal es, que se me olvidó que ahí
andaba ese crimen.

He anotado en la nevera algo:
tirar cada noche la basura

domingo, 21 de abril de 2013

Siénteme coño!!

Quiero morir, morir de amor
Morir con lagrimas de emoción
De sentir que tengo lo suficiente pero necesito mas.
Morir habiendo vivido un segundo a pleno sentimiento que una década llena de esperas y astios
Morir con la piel erizada de vivencias, de quemaduras y salivados de cura
Moriría dos veces enamorada, que la inmortalidad con una vida vacía, sin sentido.
Morir de pie a vivir de rodillas, a no ser que te tenga delante.

Quiero eso, sin esperas, sin vaciles, sin dudas, sin.....

Morir explotada por dentro, con las tripas en la mano, rebosando sentimientos.... Y que estés, que me hagas saber que estas sin que tenga que intuirlo.

Muerta, o que me mates, siempre, cada vez que me apresuro a recorrer "libre" ese camino, mátame, muereme, marcame la espalda con la huella de tus abrazos o el látigo de los celos... Sienteme coño, viveme, mátame de amor!!

jueves, 18 de abril de 2013

Beber Tormentas

Llegaste como tormenta de verano,
Estruendosa, desafiante, cegadora.

Y yo me dejé mojar. Desnuda bajo la lluvia oía el crujido de las hojas secas y las vi correr calle abajo.

Te lo llevaste todo, arrasando con el musgo perpetuo de mis pestañas que acumulaba llantos pasados.

Te llevaste la corteza seca de los troncos, y rayaste la madera sin corazones ni nombres,
Y en cada rasgar un gemido, un lamento, un deseo...

Un burratacho tallado con tu aliento.

Huracanes por brazos, alzándome a miles de pies, de pies descalzos, y lanzándome tan lejos hasta dejarme diminuta, pequeña y vulnerable.

Me arrancaste del fondo del mar, del lodo marino, de ramajes podridos. Estiraste de mi pelo llevándome a respirar al exterior.

Y me bebiste la boca.

La lluvia recorrió el escarpado paisaje de mi mandíbula hacia mi clavícula y ahí quedaste enganchado.
Te dejaste caer por la enredadera de mis pechos, y lamiste el agua de rocio ahí acumulada tiempo atrás.
Como lluvia torrencial te precipitaste hacia el valle de mi pubis. Allí te tomaste tu tiempo...

Al mal tiempo buena cara, toda ella hundida en esponjosa nube, húmeda nube, con sabor a caramelo como el de feria. Y como en noria allí te paseaste: una vuelta más, me decías. Girame todo lo que quieras.
Y lo hiciste, en el reverso, en la contra portada, después del prólogo te leíste y devoraste los capítulos pasando ligero las hojas, mojándote la punta del dedo.
Pasabas páginas de ese gran libro abierto frente a ti, iluminado por los rayos de tu tormenta.

Fogonazos que hoy me atormentan, y aún estando lejos de mi, tu tormenta, aún me moja y no es fuera donde llueve...

martes, 16 de abril de 2013

Resacas de amor

Es como sentir el peso de un elefante sobre el pecho. A penas puedo respirar.
Sólo me da una pequeña tregua para lanzar un suspiro más al aire.
Y mi cabeza gira como noria sin nadie que la accione ni para que se baje ese pasajero que se ha mareado.

Y gira, gira...

Esos suspiros como pequeños aleteos de mariposa, casi mudos e inundados de ti.

Pecho preso con prohibición de sentir. Como esos domingos lapidarios que te llevan a sufrir estas resacas.

Y gira, gira mi noria interior. Y sigue mi pecho preso bajo los kilos del elefante. Aunque me pesas con dulzura dentro. Porque me das hasta donde puedes. Y lo que me das me lo bebo gota a gota. Así a mono dosis.

Pero en días de resaca como hoy, tengo una sed de beber océanos, sed de regadío en hectáreas, sed de deshielo... Sed de ti.

Y por ello me odio. Si me tuviera delante me daba un bofetón.
Ese que no te di en su momento, a modo de despedida con portazo incluido.
Pero tu no me vales.

A ti te marcaría la espalda de "te echare de menos" llenaría tu cuello de "no quiero verte más" y minaría tu pecho de letras. Así, cuando lo viera preciso detonaría en la distancia y formaría mi nombre en el cielo de tu boca.