viernes, 17 de mayo de 2013

Abogada al tontismo

Enamorada, esa palabra demasiado larga para pronunciarla y tan profunda como para leerla.

Pero a mi no me da miedo.
Yo la llevo encima, sobre mi pecho, como las letras de Hollywood en aquella colina.

Y todo cobra un cáliz de "todo va bien".
Sientes que puedes comerte lo que te propongas.
Incluso a él. Él, que reconoce el sabor de tus besos, que ya es como el suyo. Se hizo uno.
Sabes a él, o él a ti, quien fue antes?
A ratos te ves invadida por las dudas de "no es mío".
Eso de no enseñarte sus cartas te mantiene en vilo, en el filo, en un sino.
Con él quieres un aforo limitado de dudas,
para que no quepa duda.

"Y llegamos hasta el final", ¿final de qué? ¿Acaba ahí en la cama una relación?
Encuentro que ahí empieza la aventura.
Para encontrar los rincones placenteros de mi cuerpo, no dejes de conquistar nunca los oscuros abismos de mi cabeza.
Ahí veré tu(s) valor(es).

Y juegas con mi ovillo de lana de los miedos, ese al que como felina, saco las uñas.
He dejado de maullar a la luna, para lamer los cristales al verla reflejada.
Me veo abogada al tontismo del ruido de tus pasos al llegar,
al posar de llaves sobre la mesa de la cocina,
al perfume de tu chaqueta colgada. Y empotrar mi cara en ella cuando no estés.

Enamorada, ese grupo de letras que estornudé cuando menos lo esperaba.

Ensordece, como salir del parque de atracciones y seguir gritando para hablar.

Y a la colina de mi pecho, la de Hollywood, suben los enamorados a charlar.
Silencio, ¿que se dicen? No lo sé, dejemos que siga su proceso,
el proceso del amar.

1 comentario:

  1. Imagino que el suspiro que te dejó estas preciosas concatenaciones se quedó permanentemente... Ensordecen las palabras a la vez que se clavan en la retina. Maravilloso...

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