no encontrar las palabras
y coger frío.
Arrancar la hoja. Y otra.
Y dos más.
Construir sin querer una nostalgia,
una falta de inspiración,
con bolas de papel amontonadas en el suelo.
Y a eso llamarle arte.
El arte del papel mojado.
Letras que no verán la luz.
Escritos sin sentido
y que se oxidarán.
Lo dejamos aquí.
Cementerios de poesía borrosa.
Algún día te enseñaré los cadáveres
sin rima.
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