jueves, 24 de septiembre de 2015

Zumo de naranja

A veces te desayuno ácido,
otras dulce,
depende del intenso naranja del atardecer del día anterior.
Vamos a exprimirnos y a sacarle todo el jugo a nuestros besos.
Tengo ganas de saber de qué lado caen nuestras tostadas.
Besayunar será historia al lado de nuestras formas a la mesa.
Sobre ella, bajo ella, o sin ella.
Zumo de naranja sin colar,
con errores convertidos en aciertos,
con todo hasta colmar el vaso.
Pero yo lo que quiero es ser el beso que colma tu boca, que no quepan más que los míos.
Y nos desayunaremos las buenas intenciones, que las malas rebosen por las comisuras.
Los sentimientos a flor de piel,
dan para ramo y podremos ponerlo junto al epitafio de los miedos.
Así que cuando el miedo nos despierte, ayunaremos.

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