sábado, 9 de enero de 2016

Las dos de la mañana

De nuevo las dos de la mañana
y no estamos juntos.
De nuevo mi pelo sin enredos,
y mi corazón no tiene sueño.
Una especie de pena se asienta en mi pecho,
como ese cachorro que encuentra por fin su sitio.
De nuevo se me hace tarde para dormir,
este no es mi sitio y ese no es el tuyo.
Tengo la mueca guardada y la cara sin ruido.
La vida mirando hacia arriba
y el cielo viendo pasar los sueños.
Una oveja deja de ser contada
y el rebaño queda embobado mirando tu boca.

Pero son las dos de la mañana
y la noche hace rato que empezó sin nosotros.
Se ha hecho tarde para tenerte,
pero nunca será tarde para soñarte.

1 comentario:

  1. Cuando te leo me siento como un pirata, el que usa y no paga derechos de autor, o el que se cela de la dirección de esas palabras

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