martes, 13 de diciembre de 2016

El vértigo del adiós

Al amor hay que llegar con las heridas cicatrizadas de casa.
En pareja las heridas se lamen, no se abren.
Yo me he visto con las heridas ya curadas, como tú a veces escarbabas en ellas hasta hacerlas sangrar.
No busques en ellas la seguridad que te falta para creerte si te quiero.
Pero ¿cómo se puede querer a quien te las abre, a la vez que luego te las cura?
El amor es lo-cura.
Ven hablar al lado del mar porque la discusión al lado del mar es menos discusión.
Porque el único grito que soporto es el que emiten los cuerpos.
Y el único silencio que me duele es el de tu corazón.
Quisiera darte ese abrazo que derribe la duda como ciudades caben dentro.
Pero a veces creo que cuanto más verano queremos ser, más invierno nos volvemos.

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