martes, 3 de enero de 2017

Gris oscuro, casi verde

Lo que peor llevo es que no te creas mi poesía.
"Cómo puedes ser tan fría" es lo más azul que me dijiste en la despedida.
Por eso llevo mejor el invierno de icebergs anclados en mi pecho.
Azul como mis labios en parada cardiaca desde tu 'no quiero saber nada más de ti'.

No quiero volver contigo,
pero deja que te diga que te echo de menos.
Cómo hacer entender que echo de menos el amor que construimos,
pero no a ti.
Ahora que he pasado de ser piedra en tu camino,
cuando primero yo fui ese camino 
y ahora escombro de edificio en conflicto.
Para conflicto el de mis pájaros en una jaula con la puerta abierta.
Que no saben dónde les espera más dolor,
si fuera o dentro de ella.

Ya no soy tuya por fuera,
pero aún lo soy un poco por dentro. 
Solo un poco.
Creo que ya no escribo poesía,
escribo excusas.

Supongo que ya habrás quemado la poesía porque el invierno nos ha llegado de golpe.
Sino hazlo antes de que la primavera los enrede como zarzas en mi lado de tu cama.
Entonces si que saldrás herido cuando lo invadas.
No te preocupes que yo también llevo heridas,
como este poema que no leerás,
como tu abrazo eterno ya medio descosido,
como el color verde que desapareció de mi estuche de lápices.
como la palabra amor si no sale de tu boca.

Posdata: No se me gastaron los 'te quiero', 
se me cayeron de golpe como ese cestillo lleno de canicas.
No te olvides al recoger, mira debajo del sofá.
Porque si encuentras alguna un día,
igual tienes suerte o una herida más.

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