sino un defecto perfecto,
como todos los que llevamos nosotros mismos.
Cuéntame qué pasa por tu cabeza
cuando tus manos acarician esas imperfecciones,
como viajan tus huellas por cada surco.
Cuéntame tu,
como sin martillo ni cincel
sabes dejar la marca perfecta en las vetas de mi alma.
Dime, tu, cómo cegar de serrín un amor hambriento.
Cómo alimentarlo sin astillarlo otra vez.
Cuéntame en qué tablero jugamos sin perder(nos)
y cuanto tengo que contar,
por haberte matado.
Cuéntamelo todo antes de que arda,
porque tengo preparado un beso de fuego.
Las imágenes se suceden como arcoiris llenos de sangre. Felicidades por tus versos...
ResponderEliminarMuchísimas gracias por pasar y leer. Y de paso comentar! Bonita forma de ver esas vetas
Eliminar