miércoles, 1 de marzo de 2017

Tú que me volviste oceánica de un beso,
tanto que cuando entro al mar,
sube la marea.
Tú que hiciste que recogiera hojas secas del suelo e hiciera entre mis pechos toda una primavera.
Tú que en la distancia más invernal,
me dejaste el verano cubriendo mi espalda hasta la siguiente estación.

Y ahora tú de nuevo.
Tú que sin vernos,
me lees los abrazos, el peinado y las sonrisas.
Tú que te guardas mis miedos para que yo no los vea más.
Tú que te callas y los haces tuyos.
Tú.

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